Porque la inclusión y la dignidad son derechos inherentes al ser humano.

La Salud Ambiental en los tiempos del calentamiento global

En tiempos en que la ecología dejó de ser un tema poco comentado para convertirse en un asunto de interés mundial, es importante el trabajo que se realiza en las comunidades y escuelas sobre el tema de Salud Ambiental.

En ese aspecto, Yancana Huasy tiene años promoviendo la reforestación en Escuelas y comunidades del distrito de San Juan de Lurigancho, así como las buenas prácticas ambientales.

El reciclaje, los concursos de productos hechos de material reutilizable, y la clasificación de residuos sólidos. Y es que el tema es tan actual que no puede menos que involucrar a todos los actores posibles en un cambio que ha adquirido una fuerza y velocidad no prevista por los científicos.

Se ha avanzado en el cuidado del medio ambiente, de eso no cabe duda, pero el reto es gigantesco, con una sociedad acostumbrada por décadas a que la naturaleza es sabia y sabrá recuperarse de siglos de despreocupación y maltrato al mundo.

Pero se puede, en Yancana vemos a los niños que hoy siembran árboles, convertidos en los hombres que cambiarán el mundo, y volverán a hacer un pacto de paz y cooperación con el planeta.

El arte como mecanismo de inclusión

A propósito del taller de danza que se lleva a cabo en Yancana Huasy, es importante hacer una reflexión sobre el papel que tiene el arte como mecanismo de inclusión en el ámbito social.

Una pintura, una canción, un simple baile, pueden ser los mecanismos idóneos para que una persona con discapacidad exprese su pensar y su sentir. Y casos famosos sobran.

Muchos músicos, pintores, escritores y cantantes con discapacidad, han superado las barreras que muchas veces ponemos como sociedad, y con su esfuerzo y talento han trascendido en el tiempo, siendo en ocasiones tan grande el reconocimiento a su labor, que su discapacidad queda relegada al olvido, opacada por las habilidades que supieron ser encontradas y fomentadas.

Por eso el arte es un buen modelo para entender la inclusión, pues el quehacer artístico basa su éxito en la expresión pura de las habilidades de cada uno, explotándose las capacidades distintas con el objetivo de crear algo único, con una identidad propia, diferente pero igual de valiosa que otras expresiones humanas.

Veamos entonces la discapacidad con mirada artística, olvidemos las limitaciones y comencemos a darle valor a todo ese talento escondido detrás de una silla de ruedas, detrás del silencio de un sordo mudo, escondido en el pensamiento sencillo y directo de la persona con deficiencia intelectual. Cambiemos nuestra mirada para entender mejor, y en su real dimensión, el verdadero significado de la palabra “inclusión”.

¿Dónde vas Kolín?

Ella viene hacia a mi con toda la alegría y frescura de sus 6 años, tambaleante en su carrera, se las arregla para llegar a mis piernas, y pedirme con un grito entusiasmado que la cargue. Lo hago y un beso húmedo y tierno en la mejilla, complementa mi alegría. Es la pequeña Kolín, tiene parálisis cerebral, y desde que la conocí el año pasado, no ha dejado de recibirme de esa manera a mi llegada al trabajo.

Kolín es el ejemplo perfecto de lo que una atención a temprana edad puede lograr en la calidad de vida de una persona con discapacidad. Cuando la conocí, le costaba mantenerse en pie durante demasiado tiempo, ni hablar de caminar y correr, casi siempre era una caída segura, aunque cabe resaltar su empeño en ponerse nuevamente de pie e intentarlo de nuevo. Recuerdo, además, que en ese entonces su lenguaje corporal y hablado era realmente reducido.

Me hice amigo de Kolín por una predilección especial que siento por los niños pequeños, de alguna manera me recuerdan mi infancia y me ayudan a sentir que en el mundo aún hay espacio para la alegría y la inocencia. Todo comenzó el año pasado (antes de seguir, les recuerdo que en Yancana Huasy funciona un Centro de Educación Básica Especial), yo me acerqué al aula de Inicial para niños de 5 años, y entre el grupo de niños estaba kolín. Le pedí permiso a la profesora Bertha, responsable del aula, para tomar unas fotos a sus niños.

Cuando le tocó el turno a Kolín, sucedió lo que se podría llamar amor a primera vista entre mi cámara y ella. Inmediatamente comenzó a posar como toda una profesional, siempre mostrando una sonrisa llena de vida y plenitud. Desde ese momento, se convirtió en mi niña estrella. Religiosamente bajaba a tomarle fotos una vez a la semana: ella sonreía, fruncía el ceño, ponía una mano en su cintura, hacía lo que le pedía sin pedir explicaciones. Y yo, feliz detrás de mi cámara, enviándole siempre un beso volado como recompensa. Hasta que ella aprendió a enviarme besos volados también, y comenzamos a comunicarnos en un tierno lenguaje propio. Desde entonces, casi año y medio después, ha evolucionado de una manera asombrosa, para emoción mia, ha aprendido a decir a medias mi nombre, tiene mejor equilibrio y su lenguaje corporal se ha desarrolllado al punto que cualquier persona puede entender lo que dice sin demasiado esfuerzo.

Hace poco me regaló un macetero hecho de lata de leche y una botella de plástico cortada, y una flor de corrospún (un material esponjoso y colorido), con una inscripción detrás que dice: "Para Jesús de Kolín). Ahora mi oficina tiene una flor al lado de la fría computadora, y todo cobra más vida cuando veo ese pequeño y amoroso obsequio. En ocasiones, sin embargo, también me encuentro triste, y un par de veces no pude contener las lágrimas; sucede que la profesora actual de Kolín, me dijo días atrás que el próximo año se la llevan a vivir al Cusco, que ya no la veré. La madre de mi pequeña alegría se acercó a mi oficina unos días después para pedirme que por favor le diera todas las fotos que tuviera de ella. Así supe que era en serio, Colín se iba.

En estos días muchas preguntas rondan mi cabeza ¿Qué le espera en Cusco? ¿Hay algo como Yancana Huasy por allá? ¿Tendrá una escuela? ¿Seguirá progresando como hasta ahora? Me preocupo, porque se que nuestro país no es precisamente un modelo de inclusión y apoyo a las Personas con Discapacidad como Colín. No hay mucho que pueda hacer ahora, la decisión está tomada y ella se va. Y sufro, no lo niego, no volverá a correr a mis brazos mientras cruzo el portón verde de Yancana, ni empapará mi mejilla con sus saludos tiernos e infantiles, siento que una parte de mi se va con ella. Me queda una flor con su nombre, un beso volado impregnado en el alma y la esperanza de que siga siendo la niña feliz que se robó mi corazón.

27 años...

Hace 27 años, en la Parroquia "Señor de la Esperanza" de San Juan de Lurigancho (Perú), se dio inicio a una travesía cuyo fin era, y es, la inclusión y respeto a la dignidad de las personas con discapacidad.

El proyecto, denominado en quechua "Yancana Huasy" (casa de trabajo en castellano), comenzó en un par de salones, con talleres de manualidades para personas con discapacidad (PCD). Con el tiempo se fue descubriendo una realidad mucho más compleja: el problema no era solo la falta de oportunidades de trabajo para las PCD, también era la negativa a darles educación, el complicado acceso a los servicios de salud, la discriminación de las propias familias (se sabe de casos en que las familias escondían a sus PCD durante años), y un largo y penoso etcétera.

Fue así que Yancana Huasy fue creciendo, agregando servicios de salud a bajo costo (o gratis, dependiendo del caso), inaugurándose también el Centro de Educación Especial Ocupacional "Señor de la Esperanza" (actualmente Centro de Educación Básica Especial) y los servicios de Estimulación Temprana e Intervención Temprana. Con el correr de los años, y gracias al apoyo de la Iglesia Católica, instituciones amigas y el invalorable aporte de la fundación española Ayuda en Acción, la Asociación Yancana Huasy evolucionó en función del objetivo para el que fue creada: El desarrollo integral de las personas con discapacidad.

En este blog contaremos no solo el día a día de Yancana Huasy, sino también las experiencias de personas que realmente luchan por salir adelante, y que demuestran día a día, que lo único verdaderamente imposible para ellos, es renunciar.